Se consideraba como aquel objeto o dispositivo compuesto por múltiples engranajes de relojería y que recuerda los mecanismos o formas de uso de un reloj, pero este posee dos milenios de antigüedad, también se cree que es un artefacto mecánico primitivo; descubierto en los restos de un naufragio muy cerca de la isla griega de Anticitera, podría ser más antiguo de lo que hasta ahora se creía según las nuevas investigaciones. Este se diseñó para seguir el movimiento de los cuerpos celestes, es uno de los tesoros más desconcertantes por ser misterioso y por ser más pequeño que una caja de zapatos.
A partir de muchos estudios llevados a cabo por el historiador Derek J. de Salla Price, dijo que el dispositivo era una computadora astronómica capaz de predecir las posiciones del sol y de la luna en el zodiaco, aunque algunos estudios posteriores dijeron que el dispositivo era muy inteligente.
También se han encontrado pruebas de que el mecanismo de Anticitera podía reproducir movimientos del sol y de la luna con mucha exactitud, además de que mostraba las fases de la luna en cada mes utilizando el modelo de Hiparco.
Este mecanismo contaba con un sistema para calcular las fechas de los eventos deportivos más importantes del mundo griego como los juegos de Olimpia, Nemea y Pythia. Sin embargo, también permitía calcular los que se celebraban en Naa, que eran mucho menos importantes, de interés local únicamente, por lo que el investigador considera que el mecanismo fue construido por alguien de esta localidad, entre otros.
También fue llamado por los investigadores como el primer ordenador y fue construido en el siglo II a.C. A partir de este gran misterioso descubrimiento se creó un proyecto por investigadores británicos y griegos desde el año 2005 llamado (The Antikythera Mechanism Research Proyect), en el que su investigación hacia énfasis en la exactitud de dicho aparato entre muchas otras cosas.
De esta investigación también se tuvo que se trata de una calculadora astronómica que predice la posición del sol y la luna en el cielo. Tiene dos escalas en espiral que cubren el ciclo Callippic (Cuatro ciclos Meton, 4 × 19 años) y el ciclo de Exeligmos (3 ciclos Saros, 3 × 18 años), prediciendo los eclipses de sol y luna. El mecanismo es aún más sofisticado de lo que se creía, con un inmenso nivel de ingenio en su diseño.